En el Día de las Madres, elegimos para saludar y reconocer la labor a todas nuestra Compañeras Madres Empleadas de Comercio, las palabras de Evita, en su libro, “La razón de mi vida” de 1951, que siempre son la guía de nuestra lucha.
“La madre de familia está al margen de todas las previsiones. Es el único trabajador del mundo que no conoce salario, ni garantía de respeto, ni límite de jornadas, ni domingo, ni vacaciones, ni descanso alguno, ni indemnización por despido, ni huelgas de ninguna clase… Todo eso -así lo hemos aprendido desde “chicas”- pertenece a la esfera del amor… ¡y lo malo es que el amor muchas veces desaparece pronto en el hogar… y entonces, todo pasa a ser “trabajo forzado”… obligaciones sin ningún derecho…!
¡Servicio gratuito a cambio de dolor y sacrificios! Yo no digo que siempre sea así. No tendría yo derecho a decir nada, desde que mi hogar es feliz… si no viera todos los días el dolor de tantas mujeres que viven así… sin ningún horizonte, sin ningún derecho, sin ninguna esperanza.” (…)
“Un sueldo que se pague a las madres de toda la Nación y que provenga de los ingresos de todos los que trabajan en el país, incluidas las mujeres. Nadie dirá que no es justo que paguemos un trabajo que, aunque no se vea, requiere cada día el esfuerzo de millones y millones de mujeres cuyo tiempo, cuya vida se gasta en esa monótona pero pesada tarea de limpiar la casa, cuidar la ropa, servir la mesa, criar los hijos. etc.”
Eva Perón, “La razón de mi vida”, 1951.